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Y el que vigilaba gritó:
«En mi puesto, Señor,
permanezco todo el día,
y noche tras noche me mantengo vigilante.
Y veo venir un carro tirado por un par de caballos.»
Alguien dijo entonces:
«¡Cayó, cayó Babilonia!
Todas las estatuas de sus dioses
quedaron por el suelo hechas pedazos.»

10 Pueblo mío, pisoteado como el trigo,
yo te anuncio lo que escuché
del Señor todopoderoso, el Dios de Israel.

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